Tú que has estado en esas noches desoladas en las que no estaba del todo bien; en las que mi alma simplemente moría sin razón y mi existencia perdía todo significado. Hoy te agradezco cada cosa que haz hecho por mí. Me aconsejaste, me ayudaste... me dijiste el Cómo y el porqué de todo. Ella, que con su mirada calma mis pensamientos, ahoga mis penas y le da un respiro a mis males, es a quién hoy cedo mi absoluta y entera confianza.
Espero siempre estés, porqué yo siempre lo estaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario