martes, 25 de diciembre de 2012
Figuras.
No se oía mas que el vacío de esas viejas calles donde el viento azotaba con recelo las ventanas de los edificios. Allí, a escasos metros reposado en una zanja, se vislumbraba un cuerpo. Un hombre adulto al parecer. Me acerqué lentamente con cierta cautela para ver si aquella persona se encontraba bien. Cuando me encontré a su lado, repentinamente, un alarido desgarra el silencio. Un grito de mujer. Me desperté sobresaltado, solo fue un mal sueño.
Eran las 5.a.m del lunes según mi alarma. Tome del vaso de agua que estaba junto a mi, lo lleve a mi boca, tenia la garganta en extremo seca, me asfixiaba. La sensación de alivio después del primer sorbo fue exquisita. Me abalance al baño con rapidez, necesitaba mojarme la cara. <Ese sueño.. fue muy real> Me dije a mí mismo. Me miré al espejo y ni bien hice contacto con mis ojos en el reflejo, me desmayé.
Abrí los ojos lentamente, mis párpado pesaban, pero logre divisar a mi hermana, en realidad, era mi media hermana por parte de mi padre, su madre había muerto hacia ya 5 años en un accidente y desde entonces vive con nosotros. Desperté, y la vi a mi lado. Me observaba. Me preguntó si me encontraba bien, se veía preocupada pero a la vez tranquila, solía ser así, para tener tan corta edad parecía toda una adulta. No logré pronunciar palabra. Estaba algo mareado por la contusión pero logré asentir. Me reincorporé, le agradecí su preocupación y le pedí si me podía dejar solo. Reitero su pregunta, y nuevamente asentí. Cuando finalmente salió de la habitación decidí ducharme. No podía apartar mis pensamientos de aquella pesadilla. "¿Qué significaba?"
Bajé las escaleras y me encontré a mi padre. Estaba preparando el desayuno para mi hermana y para mi. Le saludé, y como todas las mañanas, mantuvimos una pequeña charla, lo cotidiano: las noticias del día, la inseguridad, deportes y mientras tanto desayunábamos. Al levantar la vista para ver el reloj antiguo que se encontraba en la pared, me dí cuenta que ya era tarde, debía partir hacia la escuela. Tomé el celular, los auriculares, la bicicleta que estaba apoyada en la pared de la cocina, saludé a mi hermana y a mi padre y me fui rápidamente.
La mañana de hoy la ciudad estaba nublada y fría como nunca. La autopista, como todas las mañanas, estaba abarrotada de autos, bocinas e insultos de personas apresuradas por llegar al trabajo.
Me encontraba hundido en mis pensamientos, tanto así, que en la trayectoria casi me atropella un auto, vaya susto. No me podía sacar de la cabeza ese sueño. Estaba seguro que significaba algo pero no podía descifrar qué.
Por terminar.
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